Documentación





FRAGMENTO DE UNA CONFERENCIA DE ARCADI OLIVERES

En este fragmento Arcadi Oliveres reflexiona sobre las conexiones de los grandes poderes denunciando con nombre y apellido a los grandes delicuentes responsables de esta crisis sistémica.
Ahora más que nunca es imprescindible conocer los vínculos del sistema político-económico internacional y la pobreza en el Sur, sobre todo en África, y conocer con datos y nombres la responsabilidad de nuestros gobiernos en la generación de las enormes desigualdades entre los pueblos. 





DECLARACIÓN DE NYÉLÉNI
27 de febrero de 2007
Nyéléni, Sélingué, Malí

Nosotros y nosotras, los más de 500 representantes de más de 80 países, de organizaciones de
campesinos y campesinas, agricultores familiares, pescadores tradicionales, pueblos indígenas,
pueblos sin tierra, trabajadores rurales, migrantes, pastores, comunidades forestales, mujeres,
niños, juventud, consumidores, movimientos ecologistas, y urbanos, nos hemos reunido en el
pueblo de Nyéléni en Selingue, Malí para fortalecer el movimiento global para la soberanía
alimentaria. Lo estamos haciendo, ladrillo por ladrillo, viviendo en cabañas construidas a mano
según la tradición local y comiendo alimentos siendo producidos y preparados por la comunidad
de Selingue ... Hemos dado a nuestro trabajo el nombre de "Nyéléni," como homenaje,
inspirados en la legendaria campesina maliense que cultivó y alimento a su gente.

La mayoría de nosotros somos productores y productoras de alimentos y estamos dispuestos,
somos capaces y tenemos la voluntad de alimentar a todos los pueblos del mundo. Nuestra
herencia como productores de alimentos es fundamental para el futuro de la humanidad. Este
particularmente el caso de mujeres y pueblos indígenas que son creadores de conocimiento
ancestrales sobre alimentos y agricultura, y que son sub-valorados. Pero esta herencia y esta
capacidad para producir alimentos nutritivos, de calidad y en abundancia, se ven amenazada y
socavada por el neoliberalismo y el capitalismo global. Frente a esto, la soberanía alimentaria nos
aporta la esperanza y el poder para conservar, recuperar y desarrollar nuestro conocimiento y
nuestra capacidad para producir alimentos.

La soberanía alimentaria es el derecho de los pueblos a alimentos nutritivos y culturalmente
adecuados, accesibles, producidos de forma sostenible y ecológica, y su derecho a decidir su
propio sistema alimentario y productivo. Esto pone a aquellos que producen, distribuyen y
consumen alimentos en el corazón de los sistemas y políticas alimentarias, por encima de las
exigencias de los mercados y de las empresas. Defiende los intereses de, e incluye a, las futuras
generaciones. Nos ofrece una estrategia para resistir y desmantelar el comercio libre y corporativo
y el régimen alimentario actual, y para encauzar los sistemas alimentarios, agrícolas, pastoriles y de
pesca para que pasen a estar gestionados por los productores y productoras locales. La soberanía
alimentaria da prioridad a las economías locales y a los mercados locales y nacionales, y otorga el
poder a los campesinos y a la agricultura familiar, la pesca artisanal y el pastoreo tradicional, y
coloca la producción alimentaria, la distribución y el consumo sobre la base de la sostenibilidad
medioambiental, social y económica. La soberanía alimentaria promueve el comercio
transparente, que garantiza ingresos dignos para todos los pueblos, y los derechos de los
consumidores para controlar su propia alimentación y nutrición. Garantiza que los derechos de
acceso y a la gestión de nuestra tierra, de nuestros territorios, nuestras aguas, nuestras semillas,
nuestro ganado y la biodiversidad, estén en manos de aquellos que producimos los alimentos. La
soberanía alimentaría supone nuevas relaciones sociales libres de opresión y desigualdades entre
los hombres y mujeres, pueblos, grupos raciales, clases sociales y generaciones.

En Nyéléni, gracias a los muchos debates y a la intensa interacción, estamos profundizando en
nuestro concepto de soberanía alimentaria, y hemos intercambiado acerca de la realidad de las
luchas de nuestros respectivos movimientos para conservar la autonomía y recuperar nuestro
poder. Ahora entendemos mejor los instrumentos que necesitamos para crear un movimiento y
promover nuestra visión colectiva.

¿En pos de qué luchamos?
Un mundo en el que ...
... todos los pueblos, naciones y estados puedan decidir sus propios sistemas alimentarios y
políticas que proporcionen a cada uno de nosotros y nosotras alimentos de calidad, adecuados,
asequibles, nutritivos y culturalmente apropiados;
... se reconozcan y respeten los derechos y el papel de las mujeres en la producción de alimentos y
la representación de las mujeres en todos los órganos de toma de decisiones;
... todos pueblos de cada uno de nuestros países puedan vivir con dignidad de su trabajo, y
puedan tener la oportunidad de vivir en sus lugares de origen;
... la soberanía alimentaria sea considerada un derecho humano básico, reconocido y respetado
por las comunidades, los pueblos, los estados y las instituciones internacionales;
... podamos conservar y rehabilitar los entornos rurales, zonas pesqueras, los paisajes y los
alimentos tradicionales, basándose en una gestión sostenible de la tierra, del suelo, el agua, las
semillas, el ganado y biodiversidad;
... valoremos, reconozcamos y respetemos la diversidad de nuestro conocimiento, alimentación,
lenguas y nuestras culturas tradicionales, y el modo en el que nos organizamos y nos expresamos;
... exista una verdadera reforma agraria integral que garantice a los campesinos plenos derechos
sobre la tierra, defienda y recupere los territorios de los pueblos indígenas, garantice a las
comunidades pesqueras el acceso y el control de las zonas de pesca y ecosistemas, que reconozca
el acceso y el control de las tierras y las rutas de migración de pastoreo, garantice empleos dignos
con sueldos justos y derechos laborales para todo los trabajadores, y un futuro para los jóvenes
del campo, donde las reformas agrarias revitalicen la interdependencia entre productores y
consumidores, garanticen la supervivencia de la comunidad, la justicia económica y social, la
sostenibilidad ecológica y el respeto por la autonomía local y la gobernanza con igualdad de
derechos para las mujeres y los hombres ... donde se garantice el derecho a los territorios y a la
autodeterminación de nuestros pueblos;
... compartamos nuestros territorios en paz y de manera justa entre nuestros pueblos, ya seamos
campesinos, comunidades indígenas, pescadores artesanales, pastores nómadas u otros;
... si se viven catástrofes naturales y provocadas por las personas, y situaciones posteriores a los
conflictos, la soberanía alimentaria actúe como una auténtica garantía que fortalezca los esfuerzos
de recuperación local y mitigue el impacto negativo. En el que se tenga presente que las
comunidades afectadas desamparados no son incapaces, y donde una sólida organización local
para la recuperación por medios propios constituya la clave para la recuperación;
... se defienda el poder de los pueblos para decidir sobre sus herencias materiales, naturales y
espirituales.

¿En contra de qué luchamos?
El imperialismo, el neoliberalismo, el neocolonialismo y el patriarcado, y todo sistema que
empobrece la vida, los recursos, los ecosistemas y los agentes que los promueven, como las
instituciones financieras internacionales, la Organización Mundial del Comercio, los acuerdos de
libre comercio, las corporaciones multinacionales y los gobiernos que perjudican a sus pueblos;
El dumping de alimentos a precios por debajo de su costo de producción en la economía global;
El control de nuestros alimentos y de nuestros sistemas agrícolas en manos de compañías que
anteponen las ganancias a las personas, la salud y el medioambiente;
Tecnologías y prácticas que erosionan nuestra capacidad de producción alimentaria en el futuro,
dañan el medioambiente y ponen en peligro nuestra salud. Éstas incluyen los cultivos y animales
transgénicos, tecnología terminator, acuacultura industrial y prácticas pesqueras destructivas, la
llamada “Revolución blanca” de las prácticas industriales en el sector lácteo, las llamadas “Nueva
y vieja Revoluciones Verdes”, y los “Desiertos Verdes” de los monocultivos de biocombustibles
industriales y otras plantaciones;
La privatización y la mercantilización de los alimentos, servicios básicos públicos, conocimientos,
tierras, aguas, semillas, ganado y nuestro patrimonio natural;
Proyectos / modelos de desarrollo y industrias de extracción que desplazan a los pueblos y que
destruyen nuestro medioambiente y nuestra herencia natural;
Guerras, conflictos, ocupaciones, bloqueos económicos, hambrunas, desplazamientos forzados y
confiscación de sus tierras, y todas las fuerzas y gobiernos que los provocan y los apoyan; y los
programas de reconstrucción tras un conflicto o catástrofe que destruyen nuestro medioambiente
y capacidades;
La criminalización de todos aquellos que luchan por proteger y defender nuestros derechos;
La ayuda alimentaria que encubre el dumping, introduce OGMs en los entornos locales y los
sistemas alimentarios y crea nuevos patrones de colonialismo;
La internacionalización y la globalización de los valores paternalistas y patriarcales que marginan
las mujeres y las diversas comunidades agrícolas, indígenas, pastoriles y pesqueras en el mundo;

¿Qué podemos hacer y haremos al respecto?
De la misma manera en la que estamos trabajando con la comunidad de Sélingué para crear un
espacio de encuentro en Nyéléni, nos comprometemos a construir nuestro movimiento colectivo
para la soberanía alimentaria, forjando alianzas, apoyando nuestras diferentes luchas y haciendo
que nuestra solidaridad, fuerza y creatividad lleguen a los pueblos de todo el mundo que tienen
un compromiso con la soberanía alimentaria. Cada lucha por la soberanía alimentaria,
independientemente de en qué lugar del mundo se libre, es nuestra lucha.
Hemos acordado una serie de acciones colectivas para compartir nuestra visión de la soberanía
alimentaria con todos los pueblos del mundo, que están detalladas en nuestro documento de
síntesis. Llevaremos a cabo estas acciones en cada una de nuestras respectivas áreas locales y
regiones, en nuestros propios movimientos y conjuntamente en solidaridad con otros
movimientos. Compartiremos nuestra visión y nuestra agenda de acción para la soberanía
alimentaria con aquellos que no hayan podido estar con nosotros en Nyéléni, para que el espíritu
de Nyéléni se disemina en todo el mundo y se convierta en una poderosa fuerza que haga de la
soberanía alimentaria una realidad para los pueblos de todo el mundo.

Por último, damos nuestro apoyo incondicional y absoluto a los movimientos campesinos de
Malí y a ROPPA en su lucha para que la soberanía alimentaria se convierta en una realidad en
Malí y por extensión en toda África.

¡Es hora de la soberanía alimentaria!